domingo, 8 de abril de 2012

Las normas de la vida

El Zahir todopoderoso parecía nacer en cada ser humano, ganar su fuerza total durante la infancia e imponer sus reglas, que a partir de entonces serán siempre respetadas:


La gente diferente es peligrosa, pertenece a otra tribu, quiere nuestras tierras y a nuestras mujeres.

Tenemos que casarnos, tener hijos, reproducir la especie.

El amor es pequeño.

Cuándo nos casamos, estamos autorizados a tomar posesión del cuerpo y alma del otro.

Tenemos que trabajar en algo que detestamos porque formamos parte de una sociedad organizada, y si todos hicieran lo que le sgusta, el mundo no avanzaría hacia adelante.

Hay que comprar joyas; nos identifican con nuestra tribu.

Debemos ser simpáticos y tratar con ironía a la gente que expresa sus sentimientos; es un peligro para la tribu dejar que uno de sus miembros muestre lo que siente.

Es preciso evitar al máximo decir "no", porque gustamos más cuándo decimos "sí", y eso nos permite sobrevivir en un terreno hostil

Lo que los demás piensan es más importante que lo que sentimos.

Jamás hagas escándalos,puedes llamar la atención de una tribu enemiga.

Si te comportas de modo diferente, serás expulasdo de la tribu porque puedes contagiar a los demás y desintegrar lo que ha sido tan difícil organizar.

Debemos tener siempre en mente cómo permanecer dentro de nuestras chozas, y si no sabemos, llamamos a un decorador que hará lo mejor para demostrarles a los demás que tenemos buen gusto.

Hay que comer tres veces al día, incluso sin hambre; debemos ayunar cuando nos salimos de los cánones de belleza, aunque estemos hambrientos.

Debemos vestirnos como manda la moda, hacer el amor con o sin ganas, matar en nombre de las fronteras, desear que el tiempo pase de prisa y que llegue la jubilación, elegir a los políticos, quejarnos del coste de la vida, cambiar de peinado, maldecir a los que son diferentes, ir a un culto religioso los domingos o los sábado, o los viernes, dependiendo de la religión, y allí pedir perdón de nuestros pecados, llenarnos de orgullos porque conocemos la verdad y despreciar a otra tribu que adora a un Dios falso.

Nuestros hijos deben seguir nuestros paso; después de todo, somos mayores y conocemos mundo.

tener siempre el título universitario, aunque no vayamos a conseguir nunca un trabajo en aquello que nos obligaron a escoger como profesión.

Estudiar cosas que jamás usaremos, pero que alguien dijo que era importante conocer: álgebra, trigonometría o el código Hammurabi.

Jamás disgustar a nuestros padres, incluso aunque eso signifique renunciar a aquello que nos hace felices.

Escuchar música a volimen bajo, hablar bajo, llorar a escondidas, porque yo soy el Zahir todopoderoso, aquel que dictó las reglas del juego, la distancia de los raíles, la idea del éxito, la manera de amar, la importancia de las recompensas.

La mitad

Todos queremos un compromiso, una persona para compartir un sándwich porque el dinero no da para comprar dos.

El pasado siempre será el pasado

Por eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie está jugando con cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perdemos. No esperes que te devuelvan algo, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Cerrando ciclos. No por orgullo, por incapacidad o por soberbia, sino porque simplemente aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras y transfórmate en quien eres.

What is love?

Todos los hombres y todas las mujeres están conectados con la energía que muchos llaman amor, pero que en verdad es la materia prima con la que se construyó el universo. Esta energía no puede ser manipulada; es ella la que nos conduce suavemente, es en ella en la que reside todo nuestro aprendizaje en esta vida. Si intentamos orientarla hacia lo que queremos, acabamos desesperados, frustrados, defraudados, porque ella es libre y salvaje.
Pasaremos el resto de la vida diciendo que amamos a tal persona o tal cosa, en vez de aceptar su fuerza, intentamos disminuirla para que quepa en el mundo que imaginamos vivir.