lunes, 8 de abril de 2013

ML

"Lo que más me sorprendió al día siguiente de su partida fue que los edificios seguían tal cual, bordeando las calles llenas de coches que continuaban circulando y de peatones que seguían caminando, aparentemente ajenos por completo al hecho de que mi mundo acababa de desaparecer. Yo lo sabía por aquel vacío que se instalaba en mi vida como en una película cuyos rollos están desordenados. Porque de repente la ciudad había dejado de hacer ruido, como si en un minuto todas las estrellas se hubieran hecho añicos o se hubieran apagado. El día de su partida, y te juro que es verdad, las abejas del jardín no salieron del panal, ni una sola libaba en la rosaleda, como si ellas también lo supieran. Me gustaría ser, sólo cinco minutos, aquel niño escondido de los demás entre sus brazos, acunado por el sonido de su voz. Sentir de nuevo aquellos estremecimientos que me recorrían la espalda cuando me hacía pasar de los despertares a los sueños de mi infancia, pasándome un dedo por debajo de la barbilla. Entonces ya no podía afectarme nada." Ojalá fuera cierto - Marc Levy

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