Cuando el dolor atraviesa tu alma, te invade como si fuera una corriente marina, estás perdido. No sientes nada. No puedes moverte, ni siquiera puedes llorar. La gente te pregunta: "¿Por qué no lloras? Deberías llorar si tan mal te sientes". Pero tú estás tan muerto que no puedes llorar, ya no. Y respondes: "Los muertos no pueden llorar"
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