domingo, 11 de diciembre de 2011

No te fíes ni de tu sombra, puede apuñalarte

Cuando crees que tienes algo con alguien que nadie podría romper, ni siquiera el tiempo o la razón, estás equivocado. Nunca sabes con qué puede sorprenderte la vida y quién te puede estar aguardando en la esquina. Quien tu crees un príncipe quizás solo sea un sapo baboso que intenta engañarte con su intensa mirada. Hasta que un día estás en un sitio, da igual donde, en medio de la calle, en el trabajo, en una clase o en tu propia habitación, y te paras y te das cuenta que nada es como creías. Cuando lo veías mirando fijamente la pared creyendo que pensaba en tus piernas, quizás solo pensaba en como salir de ahí o en como emborracharse con los amigos. Tú pasaste de ser su hermosa princesa a su patética criada, sin apenas cambiar de actitud, solamente cambiar de visión. Entonces te sorprendes al verlo encoger lentamente en el sofa y convertirse en un animalillo feo que te mira con los mismos ojos marrones que hace cinco minutos.

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